domingo, 8 de julio de 2012


Combate final

Otra vez
estamos emboscados,
corazón compañero.
De nuevo nos ha rodeado el amor.
Sin pensar, en tanto tiempo,
los dos desbocados
sufiriendo
ganando
perdiendo
negándonos al volver a empezar.
¡Estamos rodeado  camarada!
Y este cerco no es el mismo
al de una huelga callejera
a aquel del primer paro que le hicimos a la dictadura
cuando  los dos arrojándonos al vacío
levantábamos una bandera.
No es la misma emboscada compañero.
Esta vez tu latido, tu sangre y mi razón definitivamente han perdido.
Después de tantos años y soledades
es hora de entregarnos.
Al llegar a la esquina
nuestras historias
 de piratas y corsarios habrán terminado
para siempre.
Los brazos de ella,
Compañero,
están  esperando.

domingo, 5 de junio de 2011

A PROPÓSITO DE LO VIVIDO




quisiera por momentos tu nombre
otra vez en mi boca,
reordenar este cataclismo
pero, las tardes caen y mi voz es una mortaja
que pasea por una plaza.
me conocen los parques buscándote
entre cien parecidos
y al final, y sin cuentas
las manos vacios en el espejo que espera
me devuelven tu ausencia.
así, y no de otra manera
quizás, a veces sea otro o de pronto yo
el mismo que en una calle sin nombre
en la desesperación del amanecer
con el temblor y la niebla del alcohol
te encuentre en otros labios heridos
a las seis y media de la mañana
en medio de este invierno
lejos del país y, solo.

(El otoño eterno y otros apuntes del viaje-1996)

jueves, 5 de mayo de 2011

POEMA 51



se parece, a veces, el tiempo

a una loca ilusión,

otra veces, a un desafío

y en lo lamentable del caso

se parece a la nada.

pero ninguno, nada ni nadie

presupone algo en la otra orilla,

ni torres, ni desiertos

ni laberintos, ni cárceles

ni palacios

ni aún peor

no presupone ese instante de risa

por el que uno arrastró su vida esperando.


(El Otoño Eterno y otros apuntes del viaje)



miércoles, 27 de abril de 2011

Poema XXXI


he cumplido rigurosamente
con cada uno de los escalones
del tiempo
soy la misma ilusión de entonces
un poco más cansado
más incrédulo diría
al fin
con hermanos perdidos
amores encontrados
con revoluciones y contrarrevoluciones
gobiernos y desgobiernos
he sido el hombre tierno y fuerte
que he necesitado
para sobrevivir en la utopía
ya lo ves
la vida me ha sucedido
como un sobresalto
quiero decir
como la alegoría de tu partida

(Gramática de Ausencias y Desencuentros)

domingo, 24 de abril de 2011

MOROSO



a cuenta del amor que adeudo
diré que las extraño
que a todas por igual las he querido
que no me olvio la que a cada amor
le quedé debiendo
y bien pago cada cuota
con mis soledades
y si a veces sucede que me atraso
y no cumplo en término
es porque otros ojos
me tendieron una emboscada
en el camino.

(Libro: Gramática de Ausencias y desencuentros)

MARZO



Marzo, con sus interminables lluvias,

con sus charcos en las calles,

con su croar disonte de ranas

y otra vez la lluvia.

Marzo, un poco menos que la pobreza,

que un correr desesperado

que un bombardeo lacerante de cielo. Marzo.

El viento que llega robando los techos

entre gritos agonizantes de una vieja

que se muere, mientras llueve, muere, y otra vez, llueve.

Marzo. Torrente de miseria que de no noche llega,

por un pan

por un hijo

por saberse impotente.

Y otra vez llueve, y casi no queda nada.

Ella se abre despacio, que no sienta su niño,

que no despierte, que mamá trabaja.

Un gallo sacude las alas de madrugada,

el olor mate cocido se confunde en el aire

y un mantel sucio con migajas queda sobre la mesa.

Hoy también se lava ropas y se amasa y el niño

vende por la calles.

Pero hoy también llueve y no se seca la ropa

y los leños están humedos. Y llueve, en marzo.

El torrente de miseria llega otra vez por la noche

y por el fondo.

El niño duerme. Ella trabaja.


(De mi primer libro "Documento de la ternura" (1986)

sábado, 23 de abril de 2011

Lluvia de ausencias




otra vez la lluvia y


detrás de ella


tu nombre en cada gota.


tus veinte años,


una ilusión intacta,


una esperanza


y un tejado que vio crecernos en la piel de las siestas


y ya viejo, se ha llenado otra vez de pájaros.


Llueve, amor,


llueve en esta tarde y


el agua golpea en la galería


mojando en el recuerdo de los rostros de entonces.


Hoy ya no veremos los árboles.


Llueve, amor,


y la patria ha vuelto a estar en paz.


Tu corazón lleno de sangre no ha sido en vano.


Llueve en las montañas,


en las calles solitarias


en las huelgas callejeras


y en la soledad de mis ojos


que se han quedado,


para siempre, sin los tuyos.



(Libro: Versos extranjeros)